Dicasterio para el Clero
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
Manifestar e implementar la solicitud de la Sede Apostólica respecto a la formación de los candidatos a las Sagradas Órdenes. En este marco se sitúa la misión del Dicasterio para el Clero, ayudando a los obispos diocesanos para que en sus iglesias se disponga la pastoral vocacional y en los seminarios se forme adecuadamente a los estudiantes con una sólida formación humana, espiritual, intelectual y pastoral. El prefecto del Dicasterio para el Clero es el cardenal Lazzaro You Heung sik, el secretario es Monseñor Andrés Gabriel Ferrada Moreira.
Notas históricas
La historia de este organismo está ligada a la S. Congregatio Cardinalium Concilii Tridentini interpretum, instituida por Pío IV con la Constitución Apostólica Alias Nos de 1564, para asegurar la correcta interpretación y la observancia práctica de las normas establecidas por el Concilio de Trento. Este organismo conservó su nombre histórico de Sagrada Congregación del Concilio hasta el 31 de diciembre de 1967. Con la promulgación del “Praedicate Evangelium” el nombre fue cambiado a Dicasterio para el Clero.
Tareas
Como lo subraya la Constitución Apostólica sobre la Curia Romana, el Dicasterio para el Clero está llamado a supervisar un área crucial: el esfuerzo y la tarea de asegurar que la vida comunitaria y el gobierno de los seminarios sean conformes a las necesidades de la formación sacerdotal. Es necesario también procurar que los Superiores y los educadores contribuyan, en la medida de lo posible con el ejemplo y la recta doctrina, a la formación de la personalidad de los futuros ministros ordenados. El Dicasterio es responsable de promover todo lo relativo a la formación de los futuros clérigos a través de normas específicas como la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis y la Ratio fundamentalis institutionis diaconorum permanentium, además de otros documentos relativos a la formación permanente. El Dicasterio para el Clero es además responsable de confirmar la Ratio institutionis sacerdotalis nationalis emitida por las Conferencias Episcopales, así como de confirmar la erección de los seminarios interdiocesanos y sus Estatutos.
Oficinas del Dicasterio
El Dicasterio se divide en cuatro oficinas: Clero, Dispensas (cf. art. 116 §2), Administración (de los bienes eclesiásticos), Formación inicial y permanente (antes llamada “Oficina del Seminario”). Estos sectores están confiados a la coordinación de un número igual de Jefes de Oficina o Coordinadores, quienes supervisan el trabajo de los Funcionarios y colaboran con los Superiores en la tramitación de los procedimientos en las materias a su cargo. Desde 2022, el Dicasterio ha emprendido un proyecto para implementar el servicio de Comunicación y Eventos, estableciendo en su interior una coordinación destinada a desarrollar una nueva estrategia de comunicación que tenga como objetivo promover una red de apoyo e intercambio con las Iglesias particulares. Además, las oficinas del Clero y de Formación recogen, sugieren y promueven iniciativas para la santidad y la actualización intelectual y pastoral del Clero (sacerdotes diocesanos y diáconos). La Oficina de Formación es responsable de todos los seminarios, excepto aquellos que dependen de las Congregaciones para las Iglesias Orientales y para la Evangelización de los Pueblos. El ámbito específico de competencia de la Oficina Administrativa se refiere a la organización y administración de los bienes eclesiásticos pertenecientes a personas jurídicas públicas. La Oficina de Dispensas es competente para tramitar, conforme al derecho, las dispensas de las obligaciones asumidas con la sagrada ordenación al Diaconado y al Presbiterado por los clérigos diocesanos y los religiosos de la Iglesia latina y de las Iglesias Orientales.
Tras las huellas del Buen Samaritano y del Cura de Ars
El camino de la formación sacerdotal abraza varios aspectos de la vida de un ministro de Dios. El horizonte del Dicasterio para el Clero es servir a la Iglesia de tal manera que esté animada por mentes y brazos capaces de reavivar, en todo el mundo, la figura del Buen Samaritano. Se trata de hacer brillar la misericordia de Dios y el amor evangélico. Con estas palabras, san Juan María Vianney, patrono del clero, se refiere al ministerio sacerdotal: “Si comprendiéramos bien qué es un sacerdote en la tierra, moriríamos: no de miedo, sino de amor”. Según el cardenal Lazzaro You Heung sik, el Santo Cura de Ars fue un ejemplo de una santidad que “nace de la oración, de la Eucaristía y de la Confesión, no del prestigio”. Una santidad que se forja en la capacidad de escuchar, amar y guiar a las personas “con corazón de pastor”. Hoy más que nunca sigue siendo un modelo para todos los sacerdotes.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí